RSS

¿Todo es un adios? Cap 2

05 noviembre, 2006

La tarde había pasado. Llovía.
El viento hamacaba con un lento bamboleo el cartel del negocio vecino. El agua chorreaba sobre las letras volviendo casi irreconocible lo escrito. Irreconocible también en mi estaba esa niña adolescente profundamente enamorada y terriblemente dolorida por haber perdido su amor.
En mi cama Rómulo dormía. En ese momento, pasado el estado de pasión me disgustaba ese hombre que estaba a mi lado, ese hombre que me ataba a su cariño y que me impedía ser absolutamente libre. Pero Rómulo era mi amigo, mi amante, mi protector, y eso yo tenia que comprenderlo, eso tenia un valor único.
Mire el celeste cielo de mi cuarto con su nubecita inmóvil y dije casi en un susurro: - Rómulo…quiero volver a San Juan.
Como el continuaba durmiendo lo desperté y cuando me miro con sus ojos hermosos, como un niño cuando despierta y vuelve a la realidad, yo estaba casi arrepentida de lo que pensaba decirle. Pero era mi decisión final y volví a repetir en voz baja: -Rómulo, quiero volver a San Juan.
El empezó a reír, su risa era intima y calida.
-Volver a San Juan? Para que, Maria? Tu San Juan es parte de un pasado muerto. Sos mía, te necesito y no podes irte.
Lo mire, veía su ojos castaños y burlones, su boca grande, su frente amplia, sus cabellos revueltos…si, podía quedarme…pero me sentía aprisionada, y volví a repetir emepecinadamente: - Rómulo, quiero volver a San Juan. Solo será poco tiempo. Luego volveré…
-No Maria. No quiero que te vayas. Si te vas yo se que te pierdo. Hay algo que te impide que seas íntegramente mía y creo que ese algo esta en tu provincia. No Maria, si te vas todo lo nuestro se termina.
Yo respondí con torpeza y sin convicción: -No Rómulo. Porque se va a terminar lo nuestro? San Juan no es el fin del mundo…
Y continué diciendo con voz un poco mas segura: -Yo volveré, seguro que volveré…
Rómulo me miro con impaciencia. Su mano oprimió mi hombro. –Me queres? Pregunto en forma dura y cortante.
Me di cuenta que preguntaba no como suplica sino como información.
Yo podría haberle dicho que si, pero respondí: -No lo se. Creo que lo que siento por vos es una atracción…de otra clase. Amor…no se…Solo se que estoy cansada. Quisiera descansar, no pensar en nada, darle vacaciones a mi cuerpo y a mi espíritu. Hay veces que deseo que no vengas, que no me acaricies…porque cuando llegas y me tocas me entrego a vos, vencida. No Rómulo, por favor!...ahora no trates de convencerme. No puedo, no puedo quedarme. Esto que me obliga a irme es algo mas fuerte que yo. Es un lejano soplo de mi juventud, es un recuerdo de cosas viejas largamente guardadas y que hoy han vuelto a mi. Vos no podes comprenderme porque no conoces San Juan. No conoces sus campos, ni sabes del olor del pájaro bobo, la chilca y el retamo, ni has visto los lejanos cerros perdidos en el cielo, ni los potreros de alfalfa cubiertos de flores. No podes saber como era mi vieja casa, toda frescura. Oh Rómulo! No puedo quedarme! Tengo que ir!
Bruscamente el se retiro de mi lado mientras decía: - No me vas a convencer con tus palabras bonitas, no hagas poesía porque me suena a falso. Vos me conoces, Maria. Yo jamás ruego. Exijo lo que creo que es justo o es mío y dejo que se pudra lo que no me interesa. Si te pedí que te quedaras es porque te sentí mía. Veo que me había equivocado. Podes irte. Por mi que se vaya todo a misma mierda. Yo también me voy!
Se vistió. No volvió a mirarme y se fue sin decir una sola palabra mas.
Me sentí angustiada. Siempre me han atemorizado lo enojos de Rómulo. Llore un rato. No sabia si me llanto era de tristeza, despecho o liberación.
Abrí la ventana. El aire fresco entro, algunas gotas de lluvia golpearon mi cara.
Mire la calzada viboreante de luces.
Ya estaba nuevamente sola.
La fina lluvia golpeaba en mi balcón.

¿Todo es un adios? Cap 1

03 noviembre, 2006

Hacia calor, y era domingo. El melancólico sello dominguero ponía su marca en todo, y me deprimía.
Estaba recostada en mi cama, sin saber que hacer, sin desear nada, cerrados los ojos, abierto los ojos, contemplando mi cuarto, mis cuadros, mi vida.
El calor mi agobiaba. El ayer, el hoy y el mañana estaban en mi, viviendo. El ayer volvía con la claridad tremenda que yo rechazaba, porque no quería pensar en el pasado, además tampoco quería pensar en el futuro, apenas deseaba vivir el presente.
No quería recordar…pero recordaba.
No quería pensar…pero pensaba
Pensaba en Gino, mi hermano. Hacia catorce años que no lo veía. Un accidente nos había separado y luego la vida había logrado separarnos casi definitivamente, y digo casi porque nos escribíamos cartas o tarjetas amables para navidad o año nuevo, y a veces también nos hablábamos por teléfono. Gino…¿cómo estaría después de tanto tiempo? Como seria su familia? Tendría que ir a verlos. Gino era el único vinculo que me unía al pasado y era toda mi familia actual.
Pensaba en Rómulo, Rómulo era mi amante. El me dio su amistad y su cariño. Pero…¿realmente lo amaba? Debía amarlo, pues yo siempre le había sido fiel. Pensaba si mi felicidad era en realidad una virtud. Yo sentía una sola indiferencia hacia todos lo hombres que conocía, le era fiel gracias a mi atonia amatoria. Entonces…¿amaba realmente a Rómulo? Lo apreciaba, lo respetaba, lo admiraba, pero lo amaba?
Cuando llegue a Buenos Aires, yo estaba sola, tan perdida…y Rómulo me tomo, me dirigió y m protegió. El era un famoso critico de artes, elogio mis pinturas, se despreocupo por mis exposiciones, me ayudo a triunfar.
Me resultaba muy cómodo pintar y vender mis cuadros sin mucho esfuerzo. Yo había hecho un trueque y no tenia porque arrepentirme.
“Toma y daca” decía mi abuela. Y tenia razón. No se puede pedir algo sin entregar nada a cambio. Yo entregue mi cuerpo y mis jóvenes años y recibí dinero y fama. Gracias a Rómulo fui una de las pintoras mas buscadas y valorizadas. Pero el se apropio de mi, y yo perdí mi libertad y mi inocencia. Al ser su amante renuncie al amor.
Oh! Que cansada me sentía! Que cansada!...cansada de todo: de mi pieza, de mis cuadros, del calor pegajoso, del ruido constante, de la humedad verdosa y…cansada de Rómulo.
Necesitaba descansar, no pensar, no recordar nada.
El aire del ventilador acariciaba mi cuerpo, y yo me dejaba estar.
Las paredes de mi cuarto estaban pintadas de un color celeste, tan celeste como el cielo de mi lejana provincia. Y allí una mancha de humedad semejaba una nube inmóvil.
De pronto, sentí la necesidad de volver a San Juan, y empecé a soñar…¡Volver a ese San Juan tan lejano y olvidado!...¡Tenia que ir a mi provincia! Me ahogaba el deseo de llegar hasta los cerros y caminar por sus cuestes enraizadas de quiscos, jarillas y retamos, de sentir el perfume del campo, de oler cada planta, de tocar cada flor, cada piedra.
Si…debía volver. Después de tanto tiempo, volver.
De pronto sonó el timbre. Su sonido fue una flecha que llego a mi corazón. Desde ya odiaba a quien había interrumpido mi tranquila ensoñación.
Me levanté, me puse un viejo batón y sin calzarme abrí la puerta.
Era Rómulo.
Oh Rómulo!...Yo no quería caricias, deseaba estar sola. Que rebeldía sentí al verlo!
Pero yo era su mujer, su amante, su posesión, yo debía aceptarlo.
Con un “Hola que tal Maria” y un beso de rutina Rómulo entro, arrojo su saco sobre la silla y empezó a desprenderse la camisa.
-Que calor hace! Es insoportable! – dijo. Y se tendió sobre la cama, son sus brazos abiertos, con su torso desnudo.
-Que tal, Maria? Te sorprende verme? Claro…no me esperabas. Te dije que iría al campo, pero hace demasiado calor, además creo que va a llover. Pensé que lo mejor que podía hacer era venir a verte.
Yo lo miraba, callada. Allí estaba el hombre al que yo estaba unida, allí estaba semidesnudo, hermoso, perfecto. Yo lo miraba pero mi corazón no temblaba. No habia dentro de mi ninguna frase acogedora, ninguna caricia tierna, ninguna sonrisa de bienvenida.
-Que miras? Que pensas?...Veni, arrimate.
Rómulo se levanto, me tomo por la cintura y me acerco a el.
Su mano tibia empezó a acariciarme dulce y sabiamente, y mientras lo hacia me decía con voz ronca y cariñosa:
-No tenes calor? Queres que te saque el baton? Queres que te ayude?
Y suavemente me desnudaba. Entonces…sentí que estaba vencida, que mi corazón enloquecía. Y me abandone a sus caricias.

Esto es para vos

01 noviembre, 2006

Vivir, siempre vivir
y ha sido así, mi vida entera
Jamás, me arrepentí
y fuí feliz, a mi manera
Yo siempre quise más
un poco más, como fuera
Y si me equivoqué
fue a mi manera.

Regrets, I've had a few
But the again, too few to mention
I did what I had to do
And I shaw it thru without exemption.

Yo siempre quise más
un poco más, como fuera
Y si me equivoqué
fue a mi manera.

Con el amor, cuanto jugué
Sé que perdí,sé que gané
Pero la vida es siempre así
y si lloré, también reí
Pero vivir, siempre viví
A mi manera.

For what is a man, what has he got
If not himself, then he has not

Pero la vida es siempre así
y si lloré, también reí.

The record shows we took the blows
And did it my way.

Dejé, sé que dejé
por donde fuí
el alma entera.
Errores cometí, pero al final
pagué la cuenta.

To think we've done all that
And may I say, not in a shy way.

Y si me equivoqué
fue a mi manera.

TE QUIERO...Y TE VOY A QUERER SIEMPRE